Hijo, padre, Hijo


Cuántos palos que le daban al chiquillo, una tunda cada vez que José dejaba abierta la reja y se arrancaba el perro, otra más cuando llegaba tarde, otra cuando se le olvidaba buscar su hermana después de clases, ¡ay ay ay! Ese chiquillo si que sabía hacer enojar a su padre. Me recuerdo de aquella vez cuando José se quiso revelar contra su padre.
- ¡Ahora escúchame tú a mí!  - Le dijo José a su padre con decisión -  no quiero más retos tuyos, no quiero que me controles, no quiero nada, cállate y “déjame ser”.
Su padre solo calló, se rió, dio la media vuelta y dijo mientras caminaba por el pasillo medio iluminado creando un contraluz de su figura.
- Te esperamos a cenar, no tardes, ni hagas que tu madre se preocupe.
Qué frustrado estaba ese día José, el no salió esa tarde, solo se quedó en su casa. Viendo la televisión, el día pasaba sin novedad, pero tenía una incertidumbre que no lo dejaba tranquilo. Ciertamente su padre había hecho todo lo posible desde pequeño para que él fuera una persona de bien, pero ¿por qué nunca se molestaban tanto con él y por qué lo castigaban por cosas tan chicas? El Padre de José era una persona inflexible.
- ¡La cena está lista! Gritó la mamá.
José ya tenía bastante edad para conocer chicas. Diecisiete años ya, había pasado bastante tiempo desde que su madre le limpiaba los mocos. Vale decir también que llevaban toda la vida viviendo en el mismo vecindario, era pequeño, yo lo sé, porque le he olido el poto a todos por acá. Más de alguna vez nos enterábamos de las cosas que sucedían en otras casas y cómo eran los hijos de los vecinos. El padre de José se había encargado que la familia fuera intachable y que nunca fuéramos el foco de atención.
Un día acompañé a José al patio, el estaba preocupado, en la cena tampoco había estado muy tranquilo, algo le pasaba. El padre de José enciende su cigarrillo – qué feo que huele-, se sienta junto a José y le habla.
- ¿Cómo vamos campeón? – mientras lo ve cabizbajo- ¿Pasó algo?
- Nada, es complicado, pero tu no cachai, me voy a la pieza. – Se para y comienza a caminar-
- ¿Cómo que nada? Conversa con tu padre. –Se adelanta y se pone entre la puerta y José-
- ¡Si te dije que nada oh! Siempre buscando ser el perfecto, si a nadie le importa esa cuestión, ¡ya para!
- Tu crees que llevar una familia es fácil, yo lo hago por tu mamá,por ti, nunca se trató de ser el mejor. Mira donde estamos viviendo, día a día me parto el lomo por ti y nunca me cuentas nada, pero sé cuando hay problemas y es mi deber solucionarlos o ayudarte. –Mientras lo mira con detención-
- Yo no puedo ser como tu –Dice José-
- ¿Y eso a qué viene? – con cara de intriga-
- ¡Nada oh! –Empujando a su padre y entrando a la casa-
Lo que aquí pasó después, fue algo que yo no entiendo, soy un perro, pero José lloraba, su padre lo abrazaba con fuerza, cayeron al suelo, ambos comenzaron a gritar y sollozar, la madre por otro lado se acercó corriendo. Yo, ladraba.
- ¡Qué sucede por Dios! –Dijo la Madre-
- José amor,  José va a ser padre.

Por Luis Figueroa
Imagen propiedad de François Maréchal Bissey

Comentarios