Feminismo como contracultura

   Un tema poco tratado, incluso hoy en día que se promueve la diversidad, la tolerancia y la igualdad de derechos. El feminismo como movimiento social, como ente emancipador y transgresor a través de muchas décadas ha da do de qué hablar, sin mencionar los cambios que ha logrado en materia de inclusión al cotidiano cívico y social a nivel mundial. Mencionar el feminismo y traerlo como tópico, sin duda es debido al nuevo auge que ha generado la hiperconectividad y la hiperculturización en la que hoy estamos insertos. De todo lo mencionado con anterioridad, lo que más me llama la atención es que a pesar del bombardeo de información, aún gran parte de la sociedad sigue a la sombra, no solo del feminismo, si no, de un gran espectro de movimientos sociales y contraculturales, que conviven de manera paralela en nuestro diario vivir.

   Tal vez, no se encuentre la verdad absoluta, ya que, la mayoría de la información es de diversos autores y por ende la mayoría de las aseveraciones que encontraremos sean subjetivas para algunos, carezcan de esa pluralidad de la cual se jactan y manifiestan con ahínco – ¿a quién engañamos si el mundo nunca sacia su hambre?- La belleza de haber escogido el feminismo como movimiento contracultural, es su naturaleza idealista de lograr la transversalidad e igualdad como principio, crear un quiebre en la dureza del estructuralismo de las convenciones sociopolíticas y re-inventar la historia sociocultural de las masas.

Fotógrafo: Jesús G. Pastor Fuente: http://www.unfotografo.es/2014/desnudas

“El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestaciones históricas más significativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque la movilización a favor del voto, es decir, el sufragismo, haya sido uno de sus ejes más importantes, no puede equipararse sufragismo y feminismo. Este último tiene una base reivindicativa muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que, en otras ocasiones, también exige demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (...)”1

   El feminismo como tal, nos propone un vuelco dentro de la trascendencia de las convenciones sociales que se han arraigado en nuestra médula. El símil humano biológicamente hablando puede que tenga alguna significación en un sentido netamente científico, pero a la hora de hablar de capacidades físicas e intelectuales, podemos volver a la época ilustrada donde Nicolas de Condorcet aplicaba matemáticamente las capacidades de los géneros, aún en el supuesto de que los varones fueran superiores de manera física e intelectual al género opuesto, siempre habría una minoría de mujeres que estarían por encima de la media varonil. Aunque esta teoría por Condorcet fuese un poco rebuscada, nos anima a saber un poco más al respecto del feminismo. 

En un principio la búsqueda da la igualdad de género a nivel de derechos humanos, políticos y de libertad de expresión son la propuesta general que nos plantea. De aquí en más el feminismo ha dado cuenta de lo poco que se va avanzando en materia de pluralismo, los crímenes de género, y vemos en los medios que esto continúa. Aparece el feminismo como una respuesta contestataria al desarrollo cultural que hasta el día de hoy ha sido masculino y patriarcal, en la medida de la división de funciones del sexo. Esto en la colectividad sigue siendo un tópico del carácter biológico como se ha afirmado por siglos. La cultura progresista sin duda ha sido un factor innegable en paso de la resolución de los distintos tipos de opresiones, ya sea racismo, xenofobia u homosexualismo, queriéndole dar resolución pero sin el cien por cien de éxito. En este caso, no podremos encontrar la solución de la opresión del género femenino en los estratos sociales, ni en la economía, ni en las leyes. Hoy en día, no basta solo con el pensamiento ilustrado de querer generar la igualdad, más de otro modo sí, nos propone el feminismo contemporáneo romper las barreras socioculturales, dueñas del moldeado de cada ciudadano. Hablando de este modo podemos tomar este feminismo contracultural más que como una revolución, si no que una evolución que intenta traspasar esta barrera hipercultural que se ha formado en esta era, la era de la globalización, la era digital. 



[1] NASH, Mary y TAVERA, Susanna: Experiencias desiguales: Conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX) Madrid, 1995, Ed. Síntesis, p. 58

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