Retrato Fotográfico



Tal cual observamos desde la aparición de la fotografía (1839), su aceptación por las masa como instrumento de registro, su expansión previa aceptación y venia de la sociedad como forma de presentarse frente a la comunidad, surge una expansión, una explosión e interés – y es lo que la comunidad esperaba- por el retrato fotográfico. Desde el éxito de los retratos de siluetas, famosos por Étienne de Silhouette, de donde se extrae el nombre de este tipo de retrato, las expectativas de llegar a generar una imagen, un recuerdo vivo y fidedigno, rico en detalles en la fotografía eran muchos. Gracias a avances en la óptica y a los métodos de fabricación de las placas fue posible llevar más allá el método fotográfico, acortando los tiempos de exposición – que en esa época eran muy prolongados- a una fracción de lo que se había logrado anteriormente. 

Habiendo conseguido estos avances, la masificación de patentes para la fabricación de aparatos fotográficos, la mecanización de los métodos y la floreciente industria de los estudios fotográficos, hicieron que a mediados del siglo XIX el ser retratado se transformara en un símbolo de poder e instrumento de posicionamiento en la escala social. 

Muy pronto el retrato fotográfico, de acuerdo a la demanda y a los avances tecnológicos estaría al alcance de todos. Los retratos como tales ya fueron un elemento más dentro de la sociedad, siendo asi también – aparte del posicionamiento social- , un recuerdo, algo con un sentido más emotivo y sentimental. 

Es en este punto, como se nombra en el párrafo anterior, cuando ya habiendo sido desarrollada la fotografía en la mayoría de sus aspectos técnicos donde aparecen fotógrafos como Nadar, que en 1854 abre su propio estudio, revoluciona el mundo fotográfico como tal y en 1860 se muda a un estudio más grande, convirtiéndose ese barrio en la meca de los intelectuales y artistas. Desde este momento la fotografía o la “cultura del retrato” cambia, se torna más artístico y deja de ser solo tecnisismos. Recurriendo a este aspecto también, podemos decir que nuevamente hay un cambio sociocultural respecto a la fotografía, siendo personas de vida más bohemia y de una mente más abierta los que realicen de ahora en adelante los cambios o revoluciones en el ambiente fotográfico. 

Lo que revelan nuestros rostros, los gestos, la mirada, nuestra postura, la comunicación no verbal se hace parte de este género fotográfico. A fines del siglo XIX con gracias a los movimientos pictóricos nacen muchos artistas fotográficos como lo es el caso de Edward Steichen, considerado uno de los mejores fotógrafos del siglo XX, quien en su propuesta retrata los aspectos más simples, sinceros del sujeto retratado. Ya en el nuevo siglo influenciado por el modernismo, sumado al periodo de entre guerras, la publicidad desarrolla más aún el mundo del retrato con composiciones que dejan ver al espectador un nuevo mundo a través de lo que representa el personaje fotografiado. El fin era la conversión de la estructura tradicional. 

La naturaleza de los medios, la exposición de la gente famosa fue lo que impulsó a los fotógrafos a salir a buscar el retrato, ya no en un ambiente estructurado, si no, a la espontaneidad y al crear al personaje en su medio. Se utilizó el retrato y se utilizó para diversos propósitos: políticos, económicos y sociales; estos retratos influenciaban, daban más cercanía, hacían ver más humano y accesible a las personas con poder.

La identidad de un personaje expuesto según la mirada de un fotógrafo y el desafío que conlleva lograrlo son factores que dan como resultado retratar no solo al personaje como tal; nos habla mucho de lo que es como persona, de lo que representa, muchas veces también de lo que piensa o cree respecto a la vida, su personalidad. Ya no se trata de la mirada del fotógrafo, si no es la mirada del otro (retratado) que se conjugan para lograr una terminación óptima. Lejos –retornando a la idea anterior- la mirada es el punto clave de este género fotográfico, ya que, es allí donde se muestra la amalgama de sensaciones, la emocionalidad del personaje; se puede apreciar si este está triste, feliz o meditabundo y va más allá como se explicaba. El trabajo de pensar, de la espera y de indagar más allá de lo que está pensando el retratado, es de igual manera una influencia fuerte en el resultado final. 

De ahora en más entonces podemos entender que la fotografía de retrato se utilizó en muchos aspectos, pero más que todo comprendemos asi que se pueden tratar diversidad de temas. Documental, artístico, de moda y un sin número de posibilidades. El dolor, la soledad, la desesperación, magnificadas, perpetuadas en una imagen que refleja primeramente la mirada del retratista por un lado y el interior sensible de la persona retratada. Exteriorizar a la persona en frente del lente, en ocasiones contextualizarlo, arduo trabajo, noble es el afán del retratista según lo expuesto, capaz de transmitir la profundidad del personaje con un disparo directo al material sensible. Capturar su mundo interior.


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